Los Halcones de la Noche (1942) - Edward HopperRodolfo los encontró justo antes de cerrar. Sólo tuvo tiempo de fotografiarlos en su mente. Luego, intentando localizar la posición de cada uno, no paró de sudar. Intentaba reconstruir la escena que había visto con sus ojos. Le resultaba tan difícil colocar a sólo cuatro personas, como a mi situar cientos de estrellas en la nebulosa de Orión. La soledad de aquél que guardaba las llaves del secreto, le produjo de nuevo, la borrachera de sangre de los hipocampos azules. Sabía que quien se escondía era él y no ella. Matilda había retrasado una vez más la hora de su accidentada muerte y, él sin saberlo, seguía buscándola entre las alas de los halcones de Hooper.
No sé como decirle que Matilda no formaba parte de ese cuadro. La quinta figura del lienzo, sólo existía en su retorcida imaginación. Sólo cuatro imágenes, sólo cuatro personas, sólo cuatro incognitas por despejar en la imaginación de mi amigo Rodolfo.
No sé como decirle que Matilda no formaba parte de ese cuadro. La quinta figura del lienzo, sólo existía en su retorcida imaginación. Sólo cuatro imágenes, sólo cuatro personas, sólo cuatro incognitas por despejar en la imaginación de mi amigo Rodolfo.
Pobre Rodolfo. Yo creo que habría que decírselo. No es justo ilusionarlo.
ResponderEliminarGracias por visitarme. Interesante tu blog.
Beso de domingo para ti.
STEKI.