No quiero amargar la fiesta a nadie y menos a mis vecinos de la trimilenaria ciudad de Cádiz. La Isla, la otra Isla, tampoco se iba a salvar. No seré yo quien se ponga a rezarle a nuestro regidor perpetuo, en todo caso, lo utilizaría como madero flotante para salvar mi vida. Toquemos madera, nunca mejor dicho, para que no ocurra nada.
Después de los murciélagos, las consecuencias de un maremoto en el golfo de Cádiz.
Si eres Gaditano, como yo, y valiente como yo no lo soy, clickea aquí.
Después de los murciélagos, las consecuencias de un maremoto en el golfo de Cádiz.
Si eres Gaditano, como yo, y valiente como yo no lo soy, clickea aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ecos en La Isla