¿Y vienes tú, tú a decirme que no crees en mis dioses?
Yo que te bajé las arenas del cielo para que se rindieran ante ti sin condiciones.
Yo que habité donde las tormentas ciegan tus pupilas con tal de ver dentro de ti.
Yo que entre sístoles y diástoles te miraba para que me resucitaras de entre tantos vivos.
Yo que te ofrecí tesoros y cielos para que sus soldados te juraran eterna pleitesía.
Sin más hambre que la de mi boca, sin más sudor que el de tus muslos, sin más saliva que la de tu miserable y vengativo dios que con tanto empeño me mortifica en esta misteriosa isla.
... ... ...y entre latido... ... ...y latido, ocho renglones.
¡Ricardo Franco! Mi compañero de pupitre en el colegio. Ya entonces se pasaba el rato pintando monigotes. Bs.
ResponderEliminarmaaaaambo! ya echábamos de menos tus latidos amigo :)
ResponderEliminarDemasiado triste...
ResponderEliminarMe alegro de verte de nuevo
Besos
Me alegra tu vuelta, pensé que te habías perdido entre las arenas de tu isla. Hoy descubro que no. Hermosa banda sonora para ocho renglones de ritmo cardíaco.
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