Tomé de nuevo las tablillas y releí las centurias que hablaban de la maldición maya. Todo, mientras leía, parecía idéntico a cuando llegaron a mis manos por primera vez. Lo que mis oídos aún no habían advertido era la imposibilidad de hablar en tu mundo simétrico y paralelo. Allí, en tu espacio, mi voz era muda y no había indulgencia celestial que pudiera redimir el castigo divino.
Vídeo realizado por el inquilino de la Isla Misteriosa.
Algo muda me he quedado, pronto más aún. Bs.
ResponderEliminarLastima que el resto del inquilino, igual que la isla, queda mystérioso...
ResponderEliminaraunque los espacios sean mudos... siempre hay cómplices :) inquilino tus manos y tus pies no son ya un misteriooooooo....
ResponderEliminarahora sin chaqueta
plis¡
:P
Esto nos mata, ¿no te das cuenta? queremos saber! tanto misterio me provocará una úlcera.
ResponderEliminarPrecisamente porque son mundos simétricos y paralelos tu voz nunca será muda.
ResponderEliminarNo hay maldiciones que puedan silenciarte.
hoy escribí las palabras: cultura de ir al paso
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