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miércoles, 21 de abril de 2010

Historias de un Semáforo


Hoy has aparecido más tarde. Menos arreglada, pero con los botines rojos que tanto me gustan. Fue Rodolfo el que me convenció para hablarte. "Legendario", cola, cinco cubitos de hielo y cuatro vasos de boca ancha. Rodolfo que ríe, que llora y que duele cada vez que muere en mi boca.

Frente a mí, como todos los días, esperas que cambie el semáforo en rojo para poder cruzar: La misma hora de la mañana, el mismo calor, las mismas sombras en La Luna. Sin mirarte no dejo de observarte. Miras como pasan los coches. Son catorce pasos de acera a acera. Hoy te invitaré a café y, aunque no me conoces, intentaré convencerte para que accedas a mi petición.

Amarillos estelares, brochazos de aire rojo girando alrededor de los núcleos, briznas naranjas columpiando tu pelo, lamentos tormentosos que impiden el sonido, átomos imantados por la gravedad de tu sombra.

Los coches frenan.
Uno,
dos,
tres,
me adelanto,
te adelantas,
vamos a cruzarnos,
cuatro,
cinco,
seis,
el corazón se me sale por la boca,
te miro,
te dejo de mirar,
siete,
ocho,
nueve,
recuerdo las palabras de Rodolfo,
voy a decírtelo...
nos cruzamos,
agacho miserablemente la cabeza,
diez,
once,
doce,
te huelo: cerezas del jerte, lavanda, azahar, almizcle, tomillo, alhucema, sándalo y mimosa,
casi te toco,
me siento cobarde,
te me escapas,
un día más y un día menos,
trece y,
catorce pasos para llegar donde nunca quiso Rodolfo.

Llego a la acera, me siento tan inútil. ¿Cómo puedo hacerme tanto daño?. Voy a darme la vuelta, voy a seguirte y hablaré contigo. El semáforo ha vuelto a cambiar y debo esperar. Te busco...y te veo frente a mi dispuesta a cruzar de nuevo, tu también, el semáforo.

1 comentario:

  1. Tienes que hacer caso a Rodolfo, háblale. No esperes a ver como se adentra en la niebla.

    La culpa es de uno (Fragmento)
    Mario Benedetti


    …ahora estoy solo
    francamente solo

    siempre cuesta un poquito
    empezar a sentirse desgraciado
    antes de regresar
    a mis lóbregos cuarteles de invierno
    con los ojos bien secos
    por si acaso
    miro como te vas adentrando en la niebla
    y empiezo a recordarte.

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