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miércoles, 9 de junio de 2010

Llueve


Gracias. Gracias por haber hablado de mi y de mi vital necesidad de lluvia. Gracias Rodolfo.

!Tanto te debo y tanto sufro por ti!.

El tiro en la sien despertó a la mangosta congelada.
Profética tu muerte e inesperada tu adicción a la angustia.
Volverás a inundar, te lo juro, la bañera con hipocampos azules que dibujen en la piel de Matilda el sabor dulce de la sangre.

Gracias por la lluvia. La necesitaba.


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