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jueves, 22 de julio de 2010

LINGER

Luego llega Matilda, como siempre, susurrando a La Isla Misteriosa su canción preferida. Entre gotas de azufre y sudor me vuelve a cantar con leves suspiros. Acabo de soñar con el maldito gorila gigante y, antes de precipitarme por el último eslabón del vacío, allí está ella, cubierta con el camisón de hipocampos azules para volver a decirme: "Do you have to let it linger". Sabe que en mi sueño, Rodolfo me invitó a saltar desde lo más alto de mi imaginación. Ella lo sabe y, por ese único motivo, me canta para abrazar la vuelta al reino que separa nuestros oníricos mundos.

Gracias Cranberries.


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